El transcurso de una enfermedad abre un proceso en el que es preciso tomar muchas decisiones relacionadas con los tratamientos, la medicación, el lugar de la atención, etc. Siempre hay opciones entre las cuáles decidir y es necesario que la persona que está enferma vaya tomando decisiones en función de sus necesidades, preferencias, deseos y valores.
Así pues, quién protagoniza el proceso de enfermedad y quién debe tomar las decisiones es la persona que padece la enfermedad.
Para tomar decisiones, es fundamental tener información. La ley de Autonomía del paciente reconoce su derecho a recibir información de todas las actuaciones clínicas que el equipo sanitario propone, al igual que reconoce el derecho a rechazar dicha información y nombrar a otra persona que decida por usted.
Para el equipo sanitario que ha de atenderle es muy importante averiguar qué sabe, hasta dónde desea ser informado y cómo está afrontando la situación para poder tomar decisiones presentes y futuras. Las decisiones a tomar están En la toma de decisiones participan los sanitarios, la persona enferma y las personas que ella decida (familiar, cuidadores).