El ser humano se ha enfrentado a la muerte de diversas formas en diferentes momentos históricos. El origen de los Cuidados Paliativos está asociado al concepto de “buen morir” y es tras la II Guerra Mundial cuando los y las profesionales de la salud, y la sociedad en general, se hacen conscientes de la importancia de la “muerte digna”.
El movimiento “Hospice” fue el precursor de los Cuidados Paliativos, primero en Reino Unido y posteriormente en otros países. La enfermera Cicely Saunders, fundó en 1967 el St. Christopher Hospice de Londres, con el objetivo de mejorar las condiciones en que morían las personas. Los resultados obtenidos en esta institución lograron demostrar que un buen control de síntomas, una adecuada comunicación y el acompañamiento emocional, social y espiritual mejoran la calidad de vida de pacientes y familiares. Sin embargo, el concepto de cuidados paliativos para enfermos/as agudos surge en Canadá, en el Royal Victoria Hospital, en Montreal. El término “cuidados paliativos” parece más adecuado para describir la filosofía del cuidado que se otorga a pacientes en fase terminal; el concepto “hospice” se refiere más a la estructura física de una institución.
En 1980, la OMS (Organización Mundial de la Salud) incorpora oficialmente el concepto de Cuidados Paliativos y promueve el Programa de Cuidados Paliativos como parte del Programa de Control de Cáncer.
La última definición de los Cuidados Paliativos que realiza la OMS data del año 2002:
“Es un enfoque que mejora la calidad de vida de unos pacientes y familiares que se están enfrentando a los problemas asociados a una enfermedad potencialmente mortal, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento realizando una identificación temprana, una evaluación adecuada y aplicando tratamientos para el dolor y otros problemas físicos, psicosociales y espirituales”.