El llamado burn-out o síndrome de desgaste profesional, incluido en la última CIE-10, es un síndrome psicológico causado por un cúmulo de circunstancias tales como el estrés crónico, la sobrecarga profesional y el agotamiento emocional. Por otra parte, la fatiga por compasión, definida en 1992 por Carla Joinson, es una forma única de agotamiento que afecta a las personas que se dedican al cuidado de otras, especialmente en el sector sanitario, tras una exposición prolongada a situaciones de sufrimiento de sus pacientes.La etiqueta de fatiga por compasión ha resultado muy útil para identificar y visibilizar un sufrimiento cada vez más extendido y ha ayudado a generar pautas para aliviarlo (véase Fatiga por compasión).
Sin embargo, los últimos avances en neurociencia arrojan una mayor comprensión sobre los mecanismos de la compasión que hacen este concepto algo impreciso.Se dice que nos agotamos por compasión, pero a la luz de las evidencias (véase Empatía y compasión), parece más acertado decir que es en el proceso de ser empáticas cuando nos agotamos. Al no tener recursos emocionales para sostener el sufrimiento de la otra persona, o bien huimos o bien luchamos y nos cansamos. Y ambas estrategias nos llevan a un mismo fin: desconectarnos de nosotras mismas y, por tanto, desatender nuestras emociones y necesidades. Sin embargo, hasta que no atendamos nuestras propias necesidades, cada vez seremos menos capaces de dar.
La mejor prevención y remedio para la fatiga por empatía viene de la mano del cultivo de la compasión y, necesariamente, de la autocompasión. Solemos tratar de satisfacer las necesidades de las demás personas antes que las propias y, en muchas ocasiones, tratamos a nuestros amigos mucho mejor que nos tratamos a nosotras.
Para la psicóloga y experta en autocompasión Kristin Neff, la autocompasión tiene dos dimensiones, la tierna y la fiera. En su dimensión tierna, la autocompasión consiste, en su nivel más básico, en ser buen/a amigo/a de ti mismo/a. Ser amable contigo. Estar ahí para ti y preguntarte de forma regular ¿cómo estoy ahora?, ¿qué necesito hoy? Quizá no puedas cubrir esas necesidades de forma inmediata, pero la Comunicación No Violenta nos recuerda que, mucho más importante que satisfacerlas, es identificarlas. Se trata de conocerte, aceptar el momento en el que estás y acompañarte en cada momento. Conocer tu vulnerabilidad te fortalece.
En su dimensión fiera, autocompasión también es actuar con valentía para protegernos del daño y la injusticia, decir no a otras personas para poder satisfacer nuestras propias necesidades, y motivar así el cambio necesario en nosotras mismas y en la sociedad.
Por tanto, acuérdate de ti en todo momento y lugar. Pregúntate con regularidad ¿qué necesito hoy?