¿Qué nos sostiene en momentos de adversidad o de crisis como son la enfermedad o el fin de nuestros días? La persona es un ser complejo en el cual concurren diferentes aspectos a los que hay que atender en estas circunstancias, no sólo es un cuerpo donde se producen los fenómenos de enfermedad y de muerte, sino que también es alguien que se interpela por lo que le ocurre, los por qué y los para qué. Estas preguntas, para las cuales no hay respuesta precisa y menos aún regida por protocolo alguno y a las que los equipos profesionales nos enfrentamos día a día cuando pacientes y familias nos interrogan por ellas… ¿sabemos cómo atajarlas y acompañar a la persona en el tránsito de descubrir sus propias respuestas para encontrar un sentido y un significado a lo que le ocurre?
La literatura científica ha proliferado sobre este tema en los últimos años, y el interés es creciente en este sentido; los estudios demuestran que el cuidado de la dimensión espiritual o existencial tiene un impacto positivo en la salud, en personas sanas y en enfermas, brindando en estas últimas la oportunidad de afrontar con mayor resiliencia su enfermedad o el final de sus días, otorgando una mejora en su calidad de vida.
En el siguiente vídeo, Ángela C. López-Tarrida (Doctora en Medicina. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Máster en Bioética. Coordinadora territorial de Andalucía y Canarias de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios) sensibiliza a profesionales en la atención de las necesidades espirituales en la asistencia clínica como parte integrante de la humanización de los cuidados.