Empezó torciendo la boca, pensábamos que estaba de broma.
Quince días más tarde se cayó tres veces al suelo desplomado y su coordinación se había reducido.
Le hicimos un TAC donde yo trabajaba y había dos lesiones en el lado derecho del cerebro.
En ese momento, me desapareció el suelo de los pies, pero pensé “A este toro hay que cogerlo por los cuernos”, pero no pudo ser así.
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