Meses atrás, mi madre, Cecilia, llegaba al final de un proceso oncológico que resultaría fatal.
Fue entonces cuando se hizo necesario la intervención de Cuidados Paliativos. Providencial intervención que permitió a la paciente, mi madre en este caso, poder pasar los últimos meses de su vida de la mejor manera posible y sobre todo, como ella quería, en casa. Aunque ya entonces, tanto ella como yo mismo tuvimos la oportunidad de agradecerles personalmente su atención, empatía, cercanía y profesionalidad, no quiero dejar pasar la oportunidad que hoy, 12 de octubre del 24, me brinda la celebración del Día Mundial de los Cuidados paliativos para volver a manifestarles gratitud, tanto en nombre de mi madre por la delicadeza y acierto clínico con que fue tratada como en el mío propio, como familiar, por el apoyo y certidumbre que me brindaron en esos momentos de tribulación y desasosiego.
Desde aquí mi apoyo a estos Servicios indispensables hoy y a sus profesionales de indudable calidad humana.
Gracias Antonio, gracias María.
José Reyes Lucena
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