En nuestra vida cotidiana tanto laboral como personal, la palabra espiritualidad y su desarrollo lleva implícita un matiz místico, por lo que a muchos cuesta llevarlo a la práctica profesional.
Integrarlo en el abordaje clínico: cómo tratas los síntomas físicos, los miedos, preocupaciones y todas las facetas inherentes al ser humano (según el rol que desempeñes), es fundamental para poder abordar el sufrimiento en todas sus dimensiones.
Por eso es importante tener claro el concepto de espiritualidad, despojarlo de todos los adornos y quedarnos con lo que ES en la persona.
¿Qué ES?
Su esencia, lo que realmente ES y NO-ES, lo más profundo, lo tangible y lo intangible a la vez y que se manifiesta en las pequeñas cosas, en las miradas, en el contacto, en la presencia, en el Estar.
Es la base desde donde se establece la relación con el otro, desde la igualdad, desde la simetría, desde el compartir la misma condición.
Es estar atentos, Presentes, para atender a las pequeñas cosas, a las grandes cosas, sin juicios ni prejuicios.
Es situarse en tu centro, en lo profundo, en la fuente de tus alegrías y tus pesares, en tu vulnerabilidad y tus fortalezas… en lo que te sustenta y te sostiene.
Es abrirse a uno mismo para poder abrirse a los demás. Es recorrer ese camino hacia dentro, para conectar con lo que realmente Eres.
Es sentirse que formas parte de Todo y de Todos, y encontrarse en lo que nos une, respetando nuestras diferencias.
Es conectar con la sencillez, con lo simple, con lo auténtico.
Es…SER tú mismo.
Concha Ruiz Pau
Médico de cuidados paliativos
Integrante del grupo de espiritualidad de SECPAL