– Así sea-contesto el padre-…Y dijo-: Tráeme un fruto del árbol del nyagrodha
– Aquí está, padre.
– Rómpelo
– Roto está, padre.
– ¿Qué ves ahí?
– Unas simientes, padre, pequeñísimas.
– Rompe una
– Rota está.
– ¿Qué ves ahí?
– Nada.
El padre dijo: -Hijo mío, en la esencia sutil que no percibes ahí, en esa esencia está el ser del enorme árbol del nyagrodha. En eso que es la sutil esencia, todo lo que existe tiene su yo. Eso es lo Verdadero, eso es el Yo, y tú, Svetaketu, eres Eso.
Del Chandogya Upanishad- Huxley A. La filosofía perenne.
Eso eres tú, le contaba el padre a su hijo para que entendiera lo que significa la esencia espiritual que todos y cada uno de los seres vivos poseemos. Desde tiempos inmemoriales, como nos cuenta Aldous Huxley en su libro titulado «La filosofía perenne», existe una experiencia, mantenida en todas las culturas, relacionada con aquello que nosotros conocemos como espiritualidad. Sin embargo, en nuestros días, donde la tecnología ha hecho de sus éxitos una fe sin contestación, es difícil entender la espiritualidad y sus consecuencias sobre el quehacer humano.
Es, de todos modos, en el ámbito de la enfermedad y la muerte y, más concretamente, en los cuidados paliativos donde se ha producido un cambio en los últimos años y se ha vuelto la vista hacia la espiritualidad, y su importancia a la hora de plantear las grandes cuestiones que de un modo u otro permanecen ocultas en el día a día. De dónde venimos, a dónde vamos, qué quedará de mí cuando me vaya y, sobre todo, qué significado tiene el sufrimiento.
Una vez iniciado el interés por la espiritualidad, el siguiente paso es su estudio en profundidad. Hoy vamos a hablar de espiritualidad desde el punto de vista las cuidadoras. Partimos de la investigación que presentamos en una entrada anterior del blog, Información al final de la vida: perspectivas de las personas cuidadoras. Una de las cuestiones fue la percepción que estas cuidadoras tenían sobre la espiritualidad con el objeto de entender el significado que tanto las personas que se encuentran al final de sus días como las cuidadoras que los atienden dan, a la faceta espiritual y a la religiosa, analizando como ya explicamos en su momento sus discursos. Podemos consultar el artículo, la dimensión espiritual al final de la vida: un estudio fenomenológico desde la perspectiva de las cuidadoras.
Dentro de los resultados de dicho estudio, sobre la faceta de la espiritualidad se diferencian dos grandes bloques, el significado de la espiritualidad para las personas que se enfrentan a una enfermedad incurable y a la larga les produjo la muerte, y la percepción que tienen de la espiritualidad los cuidadores de dichas personas.
Las personas aquejadas de una enfermedad terminal ven la espiritualidad “reducida” a sus creencias religiosas principalmente cristianas y al acompañamiento de los sacerdotes, y por otro lado la esperanza igualmente cristiana de la metempsicosis o vida después de la muerte de una parte normalmente constituida como el alma separada por fin del cuerpo físico. Por ejemplo: «Él era creyente de una forma muy rara. Él no creía en la iglesia, en los curas, pero si creía mucho en hacer el bien, en lo justo, en las cosas que hacían los padres no eran justas y siempre fue el hijo rebelde porque decía la verdad solo que no sabía hablar, lo decía disparando y era la verdad, pero sin pensar en el cómo decirlo. Él cuando se despidió de mi dijo que él iba a hacer más arriba que aquí, que aquí no hacía nada».
La otra cara de los resultados trata sobre cómo las cuidadoras afrontan la enfermedad y muerte de sus familiares a través de la faceta espiritual, de modo que nos cuentan que a través de la religión pueden llegar a superar el dolor y sufrimiento de la perdida e incluso transformarla en gratitud, por ejemplo, una de las cuidadoras nos dice: «pues tristes, y por otro lado darle gracias a Dios de ver que ha tenido una muerte… buena, dentro de lo que yo he visto hasta ahora en…, pues una muerte buena y dándole pues gracias a Dios».
Aunque de un modo u otro, las cuidadoras sienten que algo cambia profundamente dentro de ellas, y que ese cambio tiene que ver con su fe religiosa, a veces para perderla y otras para reforzarlas aún más. «Yo era creyente en esa época, ahora yo solo creo en mí. No creo en nada ni en nadie. Solo creo en mí y en el día a día. Yo me llevé toda la noche rezando porque yo quería que mi marido se muriera esa noche».
Como resumen del enfoque espiritual percibido de las personas en fase final de la vida y sus familiares cuidadores nos podemos quedar con varias ideas:
- La importancia no reconocida de la faceta espiritual.
- El papel que juegan los sacerdotes o personas encargadas del soporte espiritual.
- La dificultad de explorar la faceta espiritual, en contraste con la importancia que cobra dicha faceta en esta etapa de la vida.
- Los componentes del equipo investigador creemos que sería importante clarificar la figura de guía espiritual, y que cualquier persona que se enfrenta a la muerte, puedan servirse de ellos sin importar las creencias que profesan.
Como siempre la preparación es la clave del éxito, a pesar de que son los sacerdotes de cada confesión los encargados del soporte espiritual de las personas en el final de la vida y sus familiares, todo el personal sanitario debe al menos ser sensible a la faceta espiritual, aunque lo interesante es que sepa reconocer los problemas espirituales y saber afrontarlos, si bien todo empieza dentro de uno mismo.
Para terminar un fragmento de María Zambrano de su libro «Claros del Bosque»:
«…y le preguntará, este que dejó perder la verdad o huyó de ser iniciado para la verdad, le preguntará a ella misma; preguntará y se preguntará infatigablemente hasta ser poseído por el preguntar, hasta convertirse él mismo en eso, en una pregunta».
Jose Cabrera Troya
Grupo de bioética y humanización de la salud de ASANEC