Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, los términos humanizar y hospital se definirían de la siguiente manera…
Humanizar: 1. tr. Hacer humano, familiar y afable a alguien o algo. 2. prnl. Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno.
Hospital: Del lat. hospitālis ‘relativo al huésped’, ‘hospitalario’. 1. m. Establecimiento destinado al diagnóstico y tratamiento de enfermos, donde a menudo se practican la investigación y la docencia. 2. m. Casa que servía para acoger pobres y peregrinos por tiempo limitado. 3. adj. desus. Afable y caritativo con los huéspedes. 4. adj. desus. Perteneciente o relativo al buen hospedaje.
La visión de la humanidad que se transmite en estas definiciones es buena, es benigna, toda una postura filosófica del diccionario, parece que el mal no fuera un atributo de la humanidad. Sin embargo, según ese mismo diccionario, las acepciones 3 y 4 de hospital han caído en desuso. Me pregunto entonces, ¿no será este el problema, que están en desuso? ¿o es más bien la consecuencia? Por tanto, mi respuesta a la pregunta del título es positiva: humanizar el hospital es una redundancia, ya que ambos conceptos se refieren a una acción virtuosa y buena. Siendo así, un hospital no debería necesitar humanizarse, salvo que no sea un hospital.
¿A qué derrota llegas, muchacho?
Este el título de un texto[1] imprescindible para mí, del gran escritor, José Luis Martín Descalzo. En este artículo José Luis le pregunta a un hombre imaginario, al que fue un muchacho, qué pasó con sus convicciones, cómo y por qué abandonó sus ideales y decidió “madurar”. La pregunta aquí sería: ¿A qué derrota hemos llegado para que tengamos la necesidad de humanizar un hospital?
Martín Descalzo explica la derrota a través de la pérdida de seis batallas: la pérdida del amor a la verdad, la de la confianza, la de los ideales, la de la justicia, la de la paz, y la del entusiasmo. Un buen guion para nuestro análisis sobre la humanidad de nuestros hospitales.
Perdidas estas batallas, al hombre ya sólo le quedan dos caminos: engañarse a sí mismo creyendo que ha triunfado, taponando con tecnología los huecos del alma en los que habitó la hospitalidad, o conservar algo de corazón y descubrir que nuestro barco marcha a la deriva y que estamos hambrientos y vacíos, sin alma.
Del diccionario de la RAE me quedo con una definición de alma, que no conocía, y que resulta muy adecuada en este momento, haciendo analogía: Cosa que se mete en el hueco de algunas piezas de poca consistencia para darles fuerza y solidez, como el palo que se mete en hacheros de metal, varas de palio, etc. [2]
El alma es esa cosa que hay que meter en los hospitales, en nuestros centros de salud, en nuestras ambulancias, en cada una de las personas que cuidan y cuidamos, para darles fuerza y solidez. Esta derrota, no es solo de los profesionales sanitarios, los hospitales no se pierden porque los profesionales nos hayamos deshumanizado, sino porque hemos perdido el alma, todos.
Asistimos desde hace años a multitud de iniciativas de humanización, de muy diversa índole, no estoy seguro de su impacto, creo que casi todas podríamos considerarlas como herramientas de humanización, pero me pregunto ¿tienen alma?
El primer requisito para acercarse a una noción de hogar para el hospital es que los cuidados ofrecidos en el hospital hagan visible la hospitalidad: Actitud profunda y conducta eficaz de acogida hacia los enfermos y necesitados[3]. Es preciso hacer referencia a valores y virtudes, que no pertenecen al campo del conocimiento lógico, su esencia se aloja en el alma.
¿Cómo se consigue el cambio transformador? No podemos aprender virtudes de forma lógica, conocerlas no es suficiente. Los valores no se desarrollan en el campo de la inteligencia, de la lógica. Los valores se alojan en el alma, su expresión se consigue mediante el testimonio.
Los pacientes que cuidamos con alma son quienes nos salvan a nosotros mismos. Decía San Juan de Dios: haceros el bien a vosotros mismos. Necesitamos testigos, profesionales ejemplares. El ejemplo es el medio por el que las personas conocemos el valor de la virtud, el ejemplo es el medio universal por el que las personas comprendemos el valor. El medio para enseñar a nuestros profesionales la absoluta necesidad de la hospitalidad es mediante profesionales, testigos de la humanidad del que sufre.
Rafael Gómez García
Responsable asistencial de la Fundación CUDECA
Integrante grupo motor RedPAL
[1] Humanismo medico vs burocracia: ¿A QUÉ DERROTA LLEGAS, MUCHACHO? Recuperado 24 de marzo de 2019, de http://humanismomedico.blogspot.com/2011/11/que-derrotas-llegas-muchacho.html
[2] Vean definiciones de alma en https://dle.rae.es/?id=1vVaUXY|1vWbh0u
[3]– Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Carta de identidad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios [Internet]. 2000 [citado 5 de febrero de 2018]. Disponible en: http://www.ohsjd.org/Resource/CartadeIdentidadfinal.pdfd